Empieza una pesadilla. El hecho de que Sakuntala tenga que salvar su honor y aportar pruebas del amor que siente le parece una carga insoportable. El anterior sentimiento de amor pasa completamente a un segundo plano ante la tarea a la que debe enfrentarse Sakuntala. Hace acopio de todas las reservas de las que dispone y emprende un largo viaje hasta llegar la Corte Real de Dusyanta. Tras un largo periplo, Sakuntala llega a orillas de un río. Es un día increíblemente caluroso. La zona es húmeda y está inundada. Sakuntala se desploma de agotamiento y de rabia. En ese justo momento es cuando pierde el anillo, la prueba más importante para poder identificarse ante Dusyanta en la Corte Real. Afronta el último tramo del viaje. Cuando Sakuntala por fin se presenta ante Dusyanta después de sortear muchos obstáculos, éste la mira como si fuese un extraterrestre. No la reconoce ni muestra ninguna emoción al verla. Ella no puede mostrarle el anillo que Dusyanta le había dado como muestra de su amor. Al no poder presentar pruebas, Sakuntala es rechazada, lo que la hace quedar desolada y sumirse en la desesperación.